Derrotero


¿Y qué sabe usted de los caminos del derrotero pues Julio?

Apenas y si lo imagina. Pierda, sí, pierda hasta el fondo,

viértalo todo, desfallezca en un desaforado intento por tomar

una pizca de lo que nunca le perteneció. Engáñese y siga,

aún, más allá, para que cuando tenga la pistola entre sus

manos decida, sin apuntar, lanzar el disparo. No se me

amedrente muchacho, que se le ve lo fiero en el rostro, pero

con eso no alcanza. Usted tiene que ir lejísimos, hasta donde

la sangre entera de su cuerpo le permita comprar un pasaje.

Y disculpe usted que se lo diga yo, pero vaya si no sabré

que esa mujer, que Ana, como todas, vemos en usted la

derrota.

Aracely se había confundido pensó Julio, que no era Julio,

sino que era Jota. O a lo mejor Aracely hablaba sola, hacia

uno de sus recuerdos, de aquellos de su juventud.

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