La verdad es


que ya lo sé

que no tienes que callar

que no tienes que mentir

que no tienes que engañar

que no tienes que fingir

basta con lo que sé de eso

basta con lo que he elegido saber de él,

basta con que yo pretenda que nada pasa

basta con que yo repita y repita y repita y repita

como clavos oxidados entre huesos y carne

que las cosas son diferentes.

Qué cosas

qué martirio

qué infierno

qué calvario

camino al gólgota.

Las voces, el ruido

las tinieblas me quieren.

La verdad es

que yo ya la sé.

La verdad es

que yo elegí ese monte.

La verdad es

que basta si regresas.

La verdad es

que puedo tolerarlo.

La verdad es

que me corresponde vivirlo, por los dos, por los tres, por él, por mi cruz, por tu cruz, por la cruz de él.

La verdad es

que camino al gólgota porque puedo.

La verdad es

que muero, por los dos, por los tres, por él, por mi cruz, por tu cruz, por la cruz de él.

La verdad es

que no necesitas decirlo.

La verdad es

que camino al gólgota, ardiendo, dentro, un infierno detrás de mis huellas, me reniego, su recuerdo, olvido perenne y la marcha sigue.

La verdad es

que ya no existo: un crudo resto de lo que la humanidad fue, de lo que quisiste hacer de mí, dejar de mí.

La verdad es

mentira y paradoja, imposible que sea cierto.

Cuentera


Había una vez alguien que dormía demasiado por la mañana, pero demasiado. Y ocasionalmente, por no decir la verdad, recibía llamadas a tempranas horas. Pero en teoría, ella debía estar despierta. Así que esperaba unos cuantos repiques del teléfono, pretendía tirar la pereza con las sábanas al suelo y contestaba: (con voz un poco ronca, ya se sabe que a esas horas de la madrugada, la laringe se encuentra adormecida) Aaalóóóóó... ¿Qué pasó? Claro, sus interlocutores caían en la trampa. Ella delimitaba la llamada a respuestas dicotómicas, y cuando eso no funcionaba, cortaba la llamada o aseguraba que un suceso sin precedentes se acababa de dar en su oficina (que no era más que su cuarto, para los incautos), gritaba algo de un tal Nacho, como si algún albañil (Nacho parecía apodo para un albañil) hubiera orinado las macetas donde construye una pérgola, y con aquello de que me tengo que ir, yo le devuelvo la llamada al ratito, colgaba el teléfono (bueno, ya no colgar, con los celulares y eso, colgar un teléfono quedó en el pasado) y regresaba a su profundo sueño, esperando de nuevo el repique del teléfono.

I'm mad as Hell


- Punks are running wild.


Rocky!!!!


- That's how winning is done.


God likes to watch


- He is a prankster.


V


-I'm merely remarking upon the paradox
of askin a masked man who he is.


Does he look like a bitch?


-I dare you, I doble dare you mother fucker.


Las luces


¿Estás ahí?
Te pregunto porque soñé tu venganza.
Fue terrible, fue hermoso.
El fuego, mis cenizas.
Barriste con todo.
La Luna se comía el Sol.
Todo perecía.
Los fantasmas se apoderaban.
Sé que estás leyendo.
Porque en secreto yo te he leído.
Patadas de cielo, caída de montañas, escupida de mares, el viento...
EV Lacertae se contrajo, unos segundos, el espacio en calma.
Casio Castillo supo que Sofía no llegaría, lo sabía.
Sofía tuvo miedo, es decir, pánico, no, lástima.
El cúmulo de quásares se expandió.
Componentes cósmicos viajaron a tres por diez a la ocho metros sobre un segundo.
Casio suspiró Sofía.
Sofía gritó Casio.
Las Tinieblas se disiparon.
Un cajero se arruinaba. Un niño lloraba. Un perro mordía con frenesí la tierra.

Jijijijijejejojojujujajuja


Project Mayhem (C.)

-If you don't claim your humanity,
you will be working at a callcenter.

Rules
1) You don't ask questions.
2) You don't ask questions.
3) No excuses.
4) No lies.
5) You have to trust J.

Conversaciones estúpidas


¿Y qué te dieron de postre? pregunta el idiota.
A mí me sirvieron gelatina con papaya le repite la mujer guapa.
Qué suerte la tuya, a mí me dieron unas ciruelas ácidas responde el idiota con amargura en la boca.

A María (2)


-It took time and then I found you, Interpol.

Ella está ahí sentada, sin notarlo. Y yo ya lo sé. Todos los días, todo el tiempo. Ella sigue ahí sentada y aún lo recuerdo. Ella, de labios escapistas, de caderas amplias, de busto sereno, de cabellera larga y enredada. Ella de las manos que acarician, que imprecan, que invaden. Ella está ahí sentada, a pocos metros. Yo lo sé. Me levanto y la beso, recuerdo tan fácil todos aquellos días, aquel pasado que volverá, aquella promesa que le hice. Sabe a coco y azúcar de mi tierra, sabe a un pequeño momento de gloria. Ella está ahí, sentada. Yo, lo sé. Nuestras miradas, profundos abismos, juegan, se atrapan. Nos mordemos con fuerza, hasta que bermeja sangre brota y confluyen en ambos todos los paladares combinados, todas nuestras desdichas. Ella, tan linda siempre, tan hermosa, ahí sentada y aún no encuentro cómo decirle que yo ya lo sé. Con qué palabras decirle que yo ya lo sé. Quizá yo pueda susurrarle al oído, todo lo que sé. Quizá ella me escuche, sí lo hará, o no. Ella está acostada, aquí, pegados nuestros cuerpos. La veo por el rabillo del ojo. Su belleza, su feminidad, su fuerza. Suspira. Me ve. Ünas diéresis se me escapan mientras beso sus ojos cerrados. Ella me abraza y yo ya lo sé. La cama se prepara y nuestras vidas, precisas, dobles dodecaedros (infinitos hexagonales: tres, seis, dieciocho) se prolongan en el tiempo, la verdad rompe nuestros espejos. Algo muere, queda, restos desperdigados, cadáveres de infelices que no soportaron ver, un par de líneas, para ellos, por ilusos, como yo. La noche. Su respiración sobre mi pecho. El viento se lleva lo que acontece, poco a poco, se lleva lo que acontece. Interpol se lleva los segundos en el aire.

Silencio


Total no pasa nada...
nada
rien
las piedras no rebotan sobre el espejo de agua
quizá Lida Sal no se haya equivocado
ni mis gritos se escuchan
nada
sólo el dolor de la gran incertidumbre
y nada
nada