Brunfelsia



El panadero y la mujer recatada.

Trasfondo


Aferrada aún a unos fuertes deseos de vivir, Camila percibía ligeramente los destellos de los astros, y una luna pálida bañada de neblina densa entraba por sus pupilas. El Cerrito del Carmen se alza todo bajo su espalda, los últimos vientos de noviembre se llevan lo acontecido entre las hojas, la tierra sabe a mujer. Llagas púrpuras y violáceas forman halos en todo su cuerpo, ellos se ríen, sus carcajadas perforan los tímpanos hinchados de Camila. No siente más, el dolor ha desaparecido y eso la hace sentir soporífera, ya no puede resistir, pero quiere, quiere, como todos, como Dios, ser dueña del libre albedrío; sus cabellos largos azabaches como un abismo infinito están ya empapados de su sangre. Un murmullo sale del macilento cuerpo de Camila.

Olvidé contar


Ø Dime, por favor, ¿por qué lo hiciste?

Ø La verdad es que tenía que, una necesidad latente no me dejaba en paz ya semanas atrás. Sabía que era la única solución. Claro que esta solución era, a fin de cuentas, para mí, porque, ¿de qué manera podría serlo para ella? No es que seamos inmortales, pero creo que a veces es mejor conocer el momento exacto y más que todo, el porqué. Sólo de esta forma podría saber por qué vivió.

Ø ¿En serio crees que es eso lo mejor? Me refiero a que para ti sí, ¿pero cómo podías saberlo para ella?

Ø Creía que esto ya lo habíamos discutido antes. ¿Tanto le cuesta comprender acaso que yo la sabía mejor que nadie? Siempre me lo mencionó, nunca la tomé en serio, sólo reía porque yo pensaba diferente. Es ahora que años después llegué a comprenderla completamente, ahora sé a qué se refería.

Ø Entonces, ¿era eso lo que ella quería?

Ø Entienda que para ella no era la persona que se lo revelaba. Era sólo el hecho de la revelación misma. No lloró, no se asustó, ni siquiera tuvo dolor, supo cómo aceptarlo. Y le cuento esto para que sepa, porque sé que ninguna necropsia podría decirle esto.

Ø ¿No quisieras entonces saber?

Ø ¿Qué cosa?

Ø Lo mismo que ella supo.

Ø Comprenderla a ella no significa que adopte lo que ella creía. Nunca me gustó esa idea para mí.

Ø Sin embargo, ¿crees que deberías estar aquí?

Ø No lo sé. Ustedes han querido eso. Ahora sin ella, no me dan tantas ganas de salir de aquí, ahora no tiene importancia, sólo espero el tiempo que ella me entregó. El problema es que aquí parece haberse detenido. Son pocas las noticias recalentadas que me llegan de afuera.

Ø Nosotros no hemos querido eso. Se ha decidido por medio del estudio de tus acciones.

Ø ¿Entonces debo decir que estoy loco para salir de aquí? ¿Pero no se dan cuenta que no puedo decirlo? Siquiera mencionarlo implica que debo quedarme aquí, aunque eso sea lo más sano.

Ø No, claro que no, estás confundido.

Ø No insista por favor… déjeme hacerle una pregunta.

Ø Por supuesto.

Ø ¿Cómo es todo ahora?

Ø ¿Todo?

Ø Sí, ¿continúa la vida?

Ø Claro que sí, pero se nos ha terminado el tiempo. Hablaremos de eso en ocho días.

Ø Por supuesto, por supuesto… es sólo que he olvidado contar.


(Se escucha un portazo y las luces se apagan, switch)

A María


- Amícule, delícíae, num ís sum quí mentíar tíbí?



De todas las cosas que te susurré, de todos los secretos que te revelé, de todas las vidas que me ha tocado vivir y que te compartí, has sido la más grandiosa de todas, y sus momentos los más distendidos de mi terrible soledad, un deseo inexplicable en el campo que no debimos haber tocado, que aún no está listo, que nos espera a la mitad de la vida. Este tan sólo ha sido un granito de arena de las playas que nos esperan, una brizna de los huracanes que avecinan y una cálida ternura del fuego eterno que quema y entrelaza nuestras vidas. El tiempo nos dará justicia con la mano de Dios. Déjame esta noche quererte como nunca, permite que este amor me consuma y borre todas mis desdichas y errores, que limpie toda mi alma, y que me permita seguirte viendo con estos ojos que te buscan, y que estos labios conserven la huella de los tuyos, y estas manos las curvas de tu inmensa patria, y que el cuerpo recuerde nuestras feroces batallas, para algún día resucitarlas en el seno de nuestro amor, aquí, ayer, ahora, mañana, siempre para nosotros, sólo de nosotros, ajeno al Universo. Hoy te amo y me tomo la botella de tu sangre para dormir y mañana esperar que la vida me dé fuerzas para tenerte aquí junto a mí, en la soledad de este mundo que se ha olvidado de amar.


P.D.: Gracias por tus caricias, por tu vida, por tu sinceridad y por tu ayuda.

Al fin



Salieron corriendo, ardían, no quedó de ellos más que haces de luz desperdigados en el cielo. Huyeron.


El rehilete


La luz pretende colarse entre los hilos de la cortina, y yo aún sigo durmiendo, el día se me hace perfecto, un verdadero día de noviembre, con frío y sol lejano, cielo límpido y vaporoso. Araceli ya no está peleada conmigo, entra al cuarto descalza no queriendo despertarme, pero por el rabillo del ojo la veo ya, sólo me saluda y sale de frente cerrando la puerta. Me estiro y retuerzo para desesperezarme, como nos decía miss Telmita en prepa para quitarnos las caras de sueño, bajo las delgadas colchas. Abro bien los ojos y aún siento su aroma, me incorporo lentamente y la veo ahí tendida, guardándose de las horas de levantarse. El suelo está helado y mis pies reaccionan al contacto, subo a la terraza y zambullo la cabeza en la pila, gotitas bajan por mi espalda y pecho, rozan cicatrices, la luz del día golpea con fuerza florecitas de noviembre y mueve el rehilete. Aún me duele que ayer no me haya reconocido doña Rosita en el mercado, quizá tanto tiempo de no ir a comer el atol de habas y la dosis de chile perfecta. Luego de media hora reconoce al patojo loco aquel que venía con don Haroldo. Él ha muerto, le suelto de ramplón y ella engulle un poco, me mira y me dice que lo siente, que lo quería mucho, igual digo yo. Hoy me cuesta tanto aceptar que noviembre ya se acaba y que la gente de antes ya no me reconoce, y el rehilete gira detrás de mí.


Is is





Se perdió una chumpa de cuero de Q1,000, ¿y ahora? El pandemonio en la casa de huéspedes. Habrá que sacrificar 1,000 vacas vírgenes y bebernos la sangre en 1,000 vasitos de duroport, porque dicen ser de los mejores para mantener tibia, espesa y grumosa la sangre, luego 1,000 momentos instantáneos de orgías y hecatombes. Hoy es mal día para madrugar, tengo que ir a llenarme las yemas de los dedos de aroma a acetato oculto y preguntar y repreguntar por algunos cambios aquí de mi cuadra, de paso tomar todas las fotos que pueda de Joviel y su marabunda: las 1,000 vacas no tan vírgenes a sacrificar. Cita: 9:00 a.m. en el frontispicio del palacio. Debería usar Twitter, sería más fácil y rápido, menos de 150 caracteres y la vida resumida. Para eso mejor les cuento la historia y ya no leen el libro, ¿no?




Los aparatitos


- A man chooses, a slave obeys.

Andrew Ryan


Una taza de café amargo y frío me espera en la mesa sucia, debo escupirlo al no soportar la combinación macabra. Araceli me odia, ahora. Ya no la chuleo con aquellas frases de Corín Tellado que ella creía, eran de la telenovela de las doce. Cero limpieza para este huésped, supongo. Regreso a la habitación y me pongo un jeans y una playera blanca sin mangas, meros escuálidos mis brazos. Tomo la bolsa de aparatitos recolectados en la semana y salgo a romperme los dientes con el frío de este noviembre tan callejero. El Scrappy me espera en la esquina con esa su pose de poppero punky homosexual salido de un rave eterno. Puta madre, mucho maquillaje para querer cubrir la cicatriz que le hicieron la semana pasada en el hocico, con el despitador, las cerotas aquellas.

- Jota, vámosle pues, el Gordo está allá - me dice mientras tira su cigarro de culito a la calle - Sí trajiste los ladrillos, ¿verdad, pisado?

- A huevos que aquí están, no me jodás. Para ser más mula sólo vos - y el Scrappy me sonríe como idiota al ver la bolsa levantada hasta mi hombro.

Nos vamos caminando toda la séptima hacia arriba entre las escueleras de retrancas y sus calzoncitos con tufo a humedad, los indigentes familiares, algunos idiotas garífunas celebrando un su día en el Parque Central, y las reputas palomas que no dejan de cagarse en todo. El Scrappy viene excitado junto a mí, me ofrece un caminito blanco de piedra que le rechazo; uno de los dos debe ir vivo para esta mierda. Llegamos al Telgua y nos metemos junto al barzucho ese de los españoles.

- Mirate a esos hijos de puta vos, no les bastó con venir a cogernos a todos, ahora quieren zamparnos esas sus mierdas de artistas maricas en la cabeza - el Scrappy ni sabe lo que dice, yo sólo me río por la bajo y me estreso - ¡Españoletes hijos de la gran puta!

- Calmate pisado, no seas pendejo, nos van a chingar estos de aquí - y tomo por el brazo al pisado este para arrastrarlo más adentro de los Cápitol.

El aire aquí es más espeso que el de la calle. Una luz tan tenue y desgraciada. Vamos dando pasos calmados y el Scrappy tarareando canciones. Ojos nos miran a través de las ventanas y mostradores, saben que vamos con el Gordo. Subimos una serie de gradas y llegamos a un local de esquina con ventanas polarizadas. Un par de negrotes están a la entrada, nos acercamos y nos dan una registrada de la gran puta, casi les pido un examen de próstata de paso a estos pisados. Le abro la bolsa en la cara al de la izquierda, mete la mano, revuelve los aparatitos y la saca, su pulgar había quedado con algo de sangre de uno de los ladrillos que agarramos el martes. Pasen nos dicen apenas. Hileras de maquinitas amarran a pelones frente a las pantallotas y los soniditos electrónicos. El Scrappy está nervioso, y yo mantengo el temple, hijueputa, no podemos perder tan cerca. Llegamos al final y una gorda enana sentada en un banquillo de madera frente a una tornamesa rota cuenta plata, cuánta plata la que cuenta me dice al oído el Scrappy.

- ¿Media hora? Veinticinco, y pueden hacer lo que quieran, si necesitan algún instrumento serán cinco extras.

- ¿Por qué media hora nada más?

- Porque estas pisaditas no soportan tanto, no son como nosotras, las maduritas.

Los anillos rocosos en la manita de la enana se me hacen buenos para masturbarme. El Scrappy ya hace todo el traqueteo mientras yo divago en excitación. La enana se baja del banco y nos llega a la cintura, perfecta para una mamada pienso. Nos hace un ademán y la vamos siguiendo por una serie de puertas, una tras otra, una tras otra y una tras otra, entre cada puerta hay niñas desnudas bailando sobre pelones, sus pequeñas vaginas sangrando del miedo o de la costumbre. Putas, en fin, niñas putas. Entramos a un recinto de paredes bermejas y la enana se da la vuelta y cierra. Al principio no lograba ver ni mierda, pero cuando la pupila se fue acostumbrando, apareció una niña con una camisa blanca larga y las lágrimas hasta los hombros. De la nada, un manotazo a su espalda la lanza unos metros por el suelo, gime un poco y se levanta, vuelve a desaparecer en el bermejo de la pieza.

El Gordo es un cerotón con una panza tan grande que a cada instante podría parir una ballena azul. Sus manos rechonchas se posan sobre el hombro izquierdo del Scrappy y el mío.

- Aquí traemos los ladrillos.

- Patojos estos, no pensé que pudieran, varias veces los tuve que estar controlando.

- ¿Y cuánto será entonces? - se adelanta el Scrappy, pero sólo le cae un garrotazo en la nuca y abraza el suelo.

- Qué impaciencia muchachos, esto no es así - y de las piernas jalan al Scrappy entre lo bermejo.

- Estos son los recolectados - le digo, mientras se da la vuelta para echarse en unos sillones rojos.

Una niña aparece rápido, otra niña, y se sientan a la par del Gordo, comienzan a bajarle el zíper y le sacan una verga gigantesca, descendiente de Goliat pienso. Las niñas están sobándole la pija al Gordo y yo estoy parado frente a esto, apretando la bolsa con los aparatitos. El Gordo continúa hablando y yo comenzaba a excitarme cuando un cuerpo me cae encima, siento sangre tibia sobre la playera. El Scrappy aparece todo vergueado y sin unos cuantos aretes, apenas se sostiene.

- Aquí tenés - y el Gordo me lanza un cuchillo - matá a este pendejo de una vez y serás bienvenido.

El Scrappy me ve agacharme para recoger la hoja filuda, la paso entre mi pulgar e índice y siento el frío de esa mierda. Me acerco al sangrante Scrappy y lo tomo por la cintura, le beso los labios y le meto la lengua hasta adentro, para sentir los metalitos de sus aretes, el Scrappy aún hace un esfuerzo para gozar del beso cuando lo apuñalo y rasgo todo su vientre. Los intestinos se desparraman en el suelo y las niñas aprietan con más fuerza la verga del Gordo. Dejo la bolsa con los aparatitos en el suelo y me doy la vuelta. Comienzo a correr y atravesar las puertas, las niñas, sus vaginas, los pelones, los huevos sudados, la enana, las máquinas, los negros, las gradas, las ventas, perfumes y lociones, humo, vomito en la acera y caigo, quiero que un carro me aplaste la jeta sobre el vómito; y sangre y vómito salpiquen la calle de la sexta. Logro recuperar el aire, una niña vestida de uniforme escolar se me acerca, me da una tarjeta con una pin-up y un revólver más un celular.

- Él te estará llamando esta semana, ve a descansar.

No me quito con nada el sabor de los metales de Scrappy. Tengo que comer algo, y luego, quizá luego, me vaya a dormir. Pobre Scrappy, rebota en mi cabeza mientras bajo hacia la plaza central y luego a mi tugurio. Seis paredes que aún desconozco.



¡Dame el carro!


- Vos maje, prestame el carro vos.
- No.
- No seas mala onda.
- Ya te dije que no.
- Por favor, prestame el carro.
- Ala gran puta, ya me despertaste pendejo.
- Pero prestame el carro, no seas culero.
- Que no te voy a dar esa mierda, no seas necio.
- Vamos hombre, prestame el carro.
- Qué chingadera más cerota, que no te lo voy a dar.
- Puta hombre, por fa, prestámelo.
- Pero ni siquiera sabés quitarle la alarma, comé mierda.
- Vos hombre, no seas pura lata, dámelo.
- No, no te lo voy a dar, vos llevate esa tu mierda que tenés y andate de aquí.
- ¿Qué pasa?
- Es que quiero el carro.
- Ay no, eso sí no.
- ¿Pero por qué no?
- Porque no.
- Por fa, prestámelo.
- Ya me despertaste también, por la gran puta, andate a la chingada de aquí.
- Ala gran vos, no seas así.
- ¿Vos que pensás Vilma? ¿Se lo damos?
- No, es que no Haroldo, no se lo des.
- ¿Va, ya viste? Tu nana dijo que no, andate a la mierda.
- Muchá hombre, no sean pura droga, demen el carro por fa.
- No, no, no, no, no se lo des.
- Por fa hombre, sólo dámelo y me voy.
- Llevate esa mierda pues, ¡ojalá se te quede tirado por la alarma!
- Va, ta bueno, pero… bajá conmigo y enseñame lo de la alarma.
- ¡ALA GRAN PUTA, LLEVATE EL OTRO ENTONCES Y ANDATE A LA MIERDA!
- Buena onda vos, ahí nos vemos pues.

Astilla en el dedo




Hoy me dediqué a buscar una cámara con la cual tomar algunas fotos. Luego de desempolvar estuches, encontré una Sony viejísima de dos megapixeles. Me fui a meter al Hipódromo del Norte, había un gentío horrible, más un sol aplastante. El grupo de Scouts 10 hacía actividades para niños y todos los perros que paseaban parecían autómatas, ni uno solo jugueteaba, se dedicaban a caminar como idiotas junto a sus más idiotas dueños. Cómo ha cambiado, hay puestos de Emetra y el gusanito verde da vueltas constantemente. Me cobraron cinco pinches queques para entrar al mapa ese en relieve, me sorprendió lo atestado de gente que estaba, y un niño pregunta por qué en el letrerito que señala Esquipulas en el mapa tiene una iglesia, me cagué de la risa al ver que la madre no supo responderle. Luego me metí a la feria esa de Carrousel y entre los juegos mecánicos y demás charadas, recordé el resbaladero gigante, llevaba añales de no lanzarme por él. Rápido busque otros cinco pesos, pagué mi entrada, arrastré mi costal por un total de cincuenta y cuatro gradas, me senté y me dejé ir. PUM. Todos los recuerdos que me trajo esa caída, las luciérnagas de noche en el parque, las carretas de metal donde me tomaban fotos de pequeño y unos helados de sombrilla que vendía una mujer de axilas peludas. Terminó mi descenso y con él todos aquellos buenos días de antaño. Ahora no me queda nada de ese parque más que la sensación de que todo se me acaba en los lugares de infancia y una astilla en el dedo.



Bienvenida




Me parece extraño que dé la bienvenida en el blog como primera entrada. Si yo lo estoy leyendo nada más, aparte de amigos y conocidos a los que he anunciado este blog, cuál es el propósito de la bienvenida. La cosa es que este es mi tercer blog, llevo uno para la universidad y algunos cursos, no muy bueno que digamos, pues, intenté que no fuera un proyecto copy-paste de los de siempre, sino algo bien hecho, algo hecho por mí, quizá los análisis que haga sobre obras del Siglo(s) de Oro, Renacimiento o Poesía Española del Siglo XX sean bastante superficiales, pero ahí vamos (no dejo de confundir la tecla del acento ortográfico en el teclado de mi computadora, en el trabajo es otra), mientras que el otro blog lo llevé (pasado = ya lo clausuré) para escribir algunos dizque cuentos y dizque poemas y dizque otras cosas de catarsis personal… (me interrumpió una llamada de mi tía Letty, qué friega a veces) pero luego fue perdiendo y perdiendo más interés de mi parte, se había disipado la gracia. Y ahora, resulto con este nuevo blog, inspirado en muchos cambios que me han llevado a dejar el cigarro por ejemplo, verbigracia, etcétera, y otros más trascendentales, muy trascendentales, y de los cuales obviamente no estaré escribiendo aquí. En fin, este es el esquema que llevaré para con el blog:

1) Una entrada diaria casual, algo que se me ocurra, llame la atención, que me guste o desagrade o algo de lo que desee hablar, alguna canción que me encuentre y me guste o alguna foto que capte con la cámara que aún no he comprado y que compraré. “Arte por el arte” (nunca lo entendí del todo).
2) Los martes de cada semana publicaré un cuento, un proyecto, un trabajo serio y responsable, algo para que la gente diga lo que piensa de eso.
3) Los jueves subiré mi columna quincenal de MetropoliD para recomendaciones (espero recibir a través de aquí sugerencias a la vez).
4) (El baño sigue haciendo ruidos graciosos, como si quisiera respirar, me da algo de miedo para ser sincero) El tema del blog en realidad tratará de versar sobre los errores cotidianos, y los espejismos, reflejos e ideas que logre crear mi mente… a saber de qué estoy escribiendo, pero ahí irá la cosa.
5) Por último, quiero decir que esta es otra “etapa” en el asunto del blog, normalmente yo no me afilio o sigo a otros bloggueros, porque simplemente no, pero esta vez me dedicaré a seguir con afán a aquellos que me gusta leer, y tratar de crear algún enlace y “conocer” gente por medio de sus blogs (ya dije mucho -blog-, pero prefiero eso a “bitácora”, como aconseja la Academia, suena tan a barco o expedición criollista de Guatemala). Estoy muy positivo hoy, esta semana que pasó ha sido la mejor semana que he tenido, nunca tantos días comunes habían acumulado tantas emociones y sensaciones nuevas en mí, y es cierto que me han asistido en esto, ayudado a descubrirme en otros aspectos de mi vida, ha sido maravilloso, eso es lo que me tiene positivo, ja ja ja ja, voy a tratar de bajarle el mosh en el blog para que no sea todo anuncio de magenta (my very own codename color for: JOYFUL) iPod.

Para cerrar, prometo que mañana estaré escribiendo sobre el error involuntario de hoy: confundí a una pareja de personas que se besaba en el callejón de mi casa con bolsas de basura y otras cosas (tal vez tener a los travestis en la esquina de la calle ha distorsionado mi noción de la gente que se besa en la calle, o sea, yo nunca antes me había besado con alguien en la calle hasta hace poquísimo, y ahora que lo pienso, me pregunto qué se pudo preguntar alguien que me haya visto con ella, un beso y un abrazo tal vez no siempre sean algo de alegría, puede ser de despedida, de llanto, de dolor, de rabia, de cuánta cosa sé yo, y estaré al tanto de eso que se pregunta la gente al ver otra gente en la calle… ya se me fue la mano, esto debería ser tan breve. Agradezco a quien lea esto y espero que pueda criticarme en todo sentido, o al menos mandarme un comentario sobre si le gustó o no.

Atentamente

J.


P.D.: Todavía faltan algunos detalles para afinar el blog, algunas otras columnas de interés y un dibujo pendiente sobre el tiempo que hará JotaCe (cuando lo suba hablaré sobre él).