La verdad es
que ya lo sé
que no tienes que callar
que no tienes que mentir
que no tienes que engañar
que no tienes que fingir
basta con lo que sé de eso
basta con lo que he elegido saber de él,
basta con que yo pretenda que nada pasa
basta con que yo repita y repita y repita y repita
como clavos oxidados entre huesos y carne
que las cosas son diferentes.
Qué cosas
qué martirio
qué infierno
qué calvario
camino al gólgota.
Las voces, el ruido
las tinieblas me quieren.
La verdad es
que yo ya la sé.
La verdad es
que yo elegí ese monte.
La verdad es
que basta si regresas.
La verdad es
que puedo tolerarlo.
La verdad es
que me corresponde vivirlo, por los dos, por los tres, por él, por mi cruz, por tu cruz, por la cruz de él.
La verdad es
que camino al gólgota porque puedo.
La verdad es
que muero, por los dos, por los tres, por él, por mi cruz, por tu cruz, por la cruz de él.
La verdad es
que no necesitas decirlo.
La verdad es
que camino al gólgota, ardiendo, dentro, un infierno detrás de mis huellas, me reniego, su recuerdo, olvido perenne y la marcha sigue.
La verdad es
que ya no existo: un crudo resto de lo que la humanidad fue, de lo que quisiste hacer de mí, dejar de mí.
La verdad es
mentira y paradoja, imposible que sea cierto.